MLB.- La idea era elegir al mejor abridor de cada década en los últimos 100 años del béisbol de Grandes Ligas, con una mención honorífica. Algunos fueron relativamente fáciles. Por ejemplo, Warren Spahn, quizás el lanzador más subestimado de todos los tiempos a pesar de que ganó 363 juegos en las Mayores, fue el mejor de los años 50, con ocho temporadas de 20 triunfos o más, seguido por Robin Roberts. Pero luego, aparecieron los 60. De entrada, pensaba que sería Sandy Koufax por encima de Bob Gibson, con todo y que Koufax se retiró después de la temporada de 1966. Excepto por esto: Si Spahn es subestimado, lo mismo puede decirse sobre el dominicano Juan Marichal. Lo que hizo este trío de abridores durante una década es, en mi opinión, comparable con lo mejor que hemos visto, incluso con lo que Tom Seaver, Jim Palmer y Steve Carlton hicieron en los 70. También pensaba que era imposible tener una conversación así sin llegar a esta conclusión: Koufax era el as de ases. Pero mientras más analizaba los números, más claro me quedaba que elegir a uno de los tres era tan difícil como seguramente era batearle a alguno de ellos. Empecemos con Koufax. El gran zurdo realmente no empezó a convertirse en la leyenda que el béisbol recuerda hasta que ganó 18 juegos en 1961. Lanzó cuatro partidos sin hit ni carrera en los 60, incluyendo su inolvidable juego perfecto contra los Cachorros. Luego vinieron esas cuatro temporadas entre 1963 y 1966 cuando, en mi opinión, Koufax fue el lanzador más grande que haya vivido:
Un récord de 97-27, tres campañas con efectividad mejor de 2.00, tres de 300 ponches o más, tres años de 40 aperturas o más, tres temporadas con 20 juegos completos o más y 27 juegos completos en cada una de sus últimas dos campañas, en las que ganó el Premio Cy Young. Tuvo foja de 26-8 en 1965 y de 27-9 con 1966. Ponchó a 382 en 1965. Y éste es su WHIP en cada uno de esos años: 0.875, 0.928, 0.855 y 0.985. “Cuando se ponía detrás en la cuenta”, me dijo el afamado ex receptor y ahora comentarista Tim McCarver, quien fue cátcher de Gibson y enfrentó a Marichal y a Koufax, “Sandy era capaz de retar a Dios”. Koufax lanzó como un dios del béisbol al final de su carrera y luego se retiró debido a una artritis en el codo izquierdo. Es por eso que “sólo” ganó 137 juegos en los 60, por 60 derrotas. Luego está el mejor amigo de McCarver, Gibson, quien entre otras pequeñeces lanzó ocho juegos completos en sus nueve aperturas en Series Mundiales, dejando récord de 7-2.
Gibson, por supuesto, tuvo su propia temporada histórica en 1968, cuando su efectividad fue de 1.12 y su récord de 22-9. Ese año cubrió la ruta en 28 ocasiones, incluyendo 13 blanqueadas. En total durante la década, su marca fue de 164-105 y, cuando estaba al tope, era el más intimidante de los tres. McCarver soltó una risa cuando hablamos sobre eso. “No era necesariamente que Bob estuviera TRATANDO de golpearte”, dijo McCarver. “Simplemente no le importaba si te daba un bolazo”. A lo largo de la década, Gibson tuvo cuatro campañas de 20 triunfos, una de 19 y otra de 18. Koufax, quien tuvo récord de 4-3 en Series Mundiales, logró llevarse el Premio Cy Young y el galardón al JMV en 1963. Pero Gibson logró lo mismo en 1968. Finalmente está Marichal, cuya foja en el decenio fue de 191-88. Marichal ganó 20 juegos o más seis veces en los 60. Y ganó 18 en otra ocasión. ¿Saben cuántas veces ganó 25 partidos o más? ¡Tres! Pero nunca ganó el Cy Young. Disputó una sola Serie Mundial, la de 1962, y no volvió a la postemporada sino hasta 1971. Marichal posiblemente sea más recordado por aquella pelea en 1965 en la que golpeó a John Roseboro con un bate – con Koufax lanzando – que por su más memorable apertura. El 2 de julio de 1963, el más increíble duelo de pitcheo en la historia duró 16 innings, con tanto Marichal como Spahn cubriendo la ruta. Los Gigantes ganaron 1-0 con un jonrón de Willie Mays. “Como pitcher, ése es el momento mitológico de Marichal”, dijo el respetado analista de televisión Bob Costas. “Excepto que no hay imágenes de video de ese juego”. Marichal hizo 227 pitcheos aquella noche en el Candlestick Park de San Francisco, Spahn 201. Pero hay algo épico en una cosa que Marichal dijo aquella noche: “(Spahn) tiene 42 años y yo 25, así que no me puedes sacar mientras ese hombre esté lanzando”. En 1968, cuando Gibson tuvo la temporada de su vida, Marichal dejó récord de 26-9 con efectividad de 2.43. En 1966, cuando Koufax terminó el año con 27-9 y 1.73, Marichal cerró con 25-6 y 2.23, con 25 juegos completos. Nunca tuvo las luces enfocándolo a él solo. “Quizás la estadística más interesante de todas con Juan Marichal”, dijo Costas, “sea que tiró más juegos completos en su carrera (244) que las victorias que consiguió (243)”. “Si eras de los Gigantes”, dijo McCarver, “habrías pensado que fue Marichal. Si eras de los Dodgers, Koufax. Y si ibas a los Cardenales, habrías pensado en Gibson”. Tres abridores, una década. No hay perdedores aquí. Ganó el béisbol.
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