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Foto del escritorVirgilio Rojo

Cinco estrellas jóvenes listas para hacerse cargo de octubre en MLB



ESPN.- Los periodistas de ESPN.com Alden González, Eddie Matz, Marly Rivera y David Schoenfield nos presentan a la próxima oleada de héroes de la postemporada, regresando en el tiempo para conseguir el mejor punto de comparación con cada una de estas súper estrellas en ciernes.


Ronald Acuña Jr.: La amenaza 40/40

Cómo Acuña podría dominar esta postemporada


Cuando se es apenas el tercer jugador menor de 21 años en conectar 40 cuadrangulares en una temporada (igualando así a los miembros del Salón de la Fama Eddie Mathews y Mel Ott), significa que se están haciendo muchas cosas bien al plato; no obstante, quizás el rasgo más destacado de Acuña sea su habilidad precoz para batear contra lanzamientos rompientes. Muchos peloteros jóvenes confrontan dificultades cuando los pitchers muestran algo de movimiento en sus envíos. Ese no ha sido el caso de Acuña.


Contra curvas y sliders, Acuña bateó para .311/.373/.547. Se ubicó en el noveno puesto en las Grandes Ligas en la categoría de promedio de bateo y quinto en wOBA. Sus 14 cuadrangulares conectados contra curvas y sliders fueron la mejor cifra de Las Mayores. Acuña hace un gran trabajo a la hora de cazar lanzamientos rompientes temprano en los conteos. Con dos strikes en contra, aún es vulnerable a cazar pitcheos por fuera de la zona, motivo por el cual tiene un promedio general de ponches algo sustancial. No obstante, sin strikes o con un strike en la cuenta, bateó para .476/.506/.952 contra curvas y sliders. No intenten trabajarlo con un lanzamiento rompiente temprano en el conteo.


Sus colegas en las Grandes Ligas están impresionados con Acuña por la misma razón que nosotros: ha mostrado semejante nivel a una edad tan joven.


“Es asombroso lo que él ha podido lograr a su edad”, afirmó su compañero de los Braves Freddie Freeman durante las festividades del Juego de Estrellas disputado en Cleveland. “No pienso que éste será el único Juego de Estrellas para Ronald”. El campocorto de los Chicago Cubs Javier Báez, todo un veterano a sus 26 años, dijo que Acuña “ha aprendido tan rápido. Tiene 21 años y cuenta con esa clase de poder. Es algo impresionante”.


Acuña confrontó un periodo difícil entre el 16 de agosto y 3 de septiembre, cuando ligó para .156 con apenas un jonrón en 17 partidos. Quizás se había inquietado con su swing buscando jonrones, con el umbral de los 40 vuelacercas a su alcance.


“Pienso que él está intentando hacer demasiadas cosas en este momento, tratando de conseguir los 40”, indicó el coach de bateo de los Braves Kevin Seitzer a la web The Athletic en ese momento. “Allí es donde se encuentra. Por eso, acabamos de conversar. Vamos a ajustar un poco su rutina en la jaula de bateo, para intentar que su swing sea un poco más plano. Porque cuando los peloteros intentan hacer demasiado, pierden de vista cómo chocar el barril del bate y él se ubica por debajo de la pelota. Se ubica por debajo de todos los pitcheos contra los cuales hace swing fallido”.


Ciertamente, Acuña logró recobrar rápidamente el sendero. La habilidad de Acuña de conducir la pelota a todos los rincones del terreno (cuenta con 12 jonrones hacia el jardín central y 12 hacia la barda opuesta) nos sugiere que se trata de un toletero con poder y no de simplemente un bateador de poder que intenta soltar elevados a expensas de su promedio de bateo. Si puede reducir su cifra de ponches, unos totales de 40 jonrones con promedio ofensivo de .300 deberían estar en su futuro. Ah, no se olviden de lo siguiente: también robó 37 bases, cifra líder de la Liga Nacional.





Sombra de los octubres del pasado: Carlos Beltrán


Con la combinación de poder y velocidad que tiene Acuña, tendrá puntos de referencia muy limitados para establecer comparaciones. El primer nombre que salta a la memoria es el de Carlos Beltrán y su actuación de otro mundo en la temporada 2004 con los Astros. Beltrán fue una de las grandes amenazas de poder y velocidad de todo el béisbol con 435 jonrones y 312 bases robadas; además, el puertorriqueño se encontraba en la cúspide de su condición física en 2004, cuando ligó 38 vuelacercas (segunda cifra más alta de su carrera) y estafó 42 bases, tope personal de por vida, en una temporada en la cual jugó con Royals y Astros. Luego, Beltrán despegó en la postemporada, bateando ocho cuadrangulares y estafando seis almohadillas; todo en apenas 12 encuentros. No obstante, los Astros fueron eliminados en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. – David Schoenfield


Yordan Álvarez: Más que un bateador de poder


Cómo Yordan podría dominar esta postemporada


Es importante comprender que Álvarez no se trata de un pelotero de poder con suerte capaz de ligar una racha positiva. Es esencial evitar catalogarlo como otro de esos sluggers zurdos que apuestan al “todo o nada” a la hora de pararse al plato, con swings alocados y que intentan halar todo lo que se le cruce enfrente. Álvarez logra combinar poder de elite con una disciplina al plato poco común. Además, con 22 años, ha logrado cosas que pocos peloteros han podido alcanzar. El slugger cubano terminará su temporada de novato con una cifra de carreras creadas sopesadas plus (Weighted Runs Created Plus) de 178, marca superada por solo cinco peloteros a dicha edad o menos: Ted Williams, Bryce Harper, Ty Cobb, Joe Jackson y Stan Musial.


Álvarez logró compilar línea ofensiva de .313/.412/.655 y 27 jonrones en prácticamente la mitad de los partidos. Su promedio de poder aislado de .342 fue solo superado por Mitch Garver (.357) y Mike Trout (.353). No obstante, los promedios de persecución y strikes con swing fueron superiores al promedio de las Grandes Ligas. Adicionalmente, antes de su ascenso a las Mayores a principios de junio, sumó mayor cantidad de dobles y jonrones en dirección a la barda opuesta que los conectados hacia su lado natural, según la data de la web FanGraphs. El manager de los Astros A.J. Hinch se deshace en elogios con respecto a todos y cada uno de los elementos que conforman la filosofía ofensiva de Álvarez.


“No entra en pánico”, afirma Hinch. “No es inquieto, no se preocupa en exceso si queda en desventaja en los conteos, cuando los conteos están a su favor caza los pitcheos, es sumamente inteligente con los pitcheos que busca y cuándo los busca. Su zancada se mantiene bajo control, su velocidad con el bate es realmente buena, cuenta con tremendo poder en su swing, considerando su contextura y fortaleza y él sabe bien dónde radica el poder”.


Álvarez aprendió a batear con su padre Agustín, quien jugó en la Serie Nacional cubana. Desde temprana edad, le fueron inculcados los principios de paciencia sobre el plato. Cuando incursionó en el béisbol profesional de Estados Unidos, los pitchers consistentemente le lanzaban afuera y Álvarez aprendió a permitir que los pitcheos siguieran su curso hasta conducirlos hacia el jardín izquierdo, en vez de llenarse de ansiedad tratando de halarlos hacia la pradera derecha. Ya mostraba todos los ingredientes para disfrutar de un éxito sostenido, independientemente de los ajustes hechos por sus oponentes a la hora de enfrentarlo.





“Simplemente, tuve que mantenerme fuerte en el aspecto mental”, comentó Álvarez en español con respecto a los momentos en los cuales confrontó sus primeras dificultades en las Grandes Ligas. “Tuve que mantener la confianza. A veces, situacionesasí ponen a prueba tu nivel de confianza y es así cómo se prolongan los slumps”.


Sombra de los octubres del pasado: Ryan Howard


En 2005, irrumpió en escena un feroz bateador de poder zurdo, que se alzó con el premio al Novato del Año, a pesar de no acumular una cantidad considerable de turnos ofensivos y no aportar mucho valor defensivo. Se llamaba Ryan Howard y ligó 22 cuadrangulares, mientras jugó 84 partidos con nivel discreto defendiendo la primera base de los Philadelphia Phillies.


Howard, quien se ponchó 67 veces más que su total de bases por bolas en dicha campaña, no mostró del todo esa disciplina sobre el plato que Álvarez parece poseer. No obstante, Howard tuvo algunas incursiones dominantes en la postemporada, sumando OPS de .933 en apariciones consecutivas en las Series Mundiales de 2008 y 2009. – Alden González


Cody Bellinger: candidato revelación al Más Valioso


Cómo Bellinger podría dominar esta postemporada


Esto es todo lo que necesitan saber con respecto al crecimiento de Bellinger desde el segundo hasta el tercer año de su carrera: pasó de ser un elemento casi nulo contra pitchers zurdos en los momentos más importantes a convertirse en uno de los toleteros más efectivos de todo el béisbol contra los lanzadores siniestros. La línea ofensiva de Bellinger contra pitchers zurdos pasó de .226/.305/.376 a .280/.386/.596 entre 2018 y 2019. Sus 18 cuadrangulares contra siniestros este año fueron la segunda mejor cifra de la pelota mayor, solo superada por J.D. Martínez.


Asimismo, Bellinger mejoró como bateador con dos strikes en su contra, pasando de batear para .201/.280/.330 a .231/.320/.424. También persiguió una menor cantidad de lanzamientos, hizo mayor contacto contra envíos dentro de la zona de strike y se ubicó entre los 10 mejores toleteros de toda la liga en porcentaje de barrel, estadística que registra la cantidad de pelotas bateadas que logran la combinación ideal de velocidad de salida y ángulo de lanzamiento.


Bellinger se paró esta temporada más cerca del plato (de forma no intencional, según expresa el propio pelotero) y logró una cobertura mucho mejor, aunque de forma asombrosa, esto no repercutió en su habilidad para batear envíos con trayectoria abajo y adentro. De hecho, Bellinger suma OPS de 1.122 contra pitcheos abajo y afuera esta temporada, superando en 324 puntos su registro de la zafra anterior.


La mejoría de Bellinger no fue producto del azar. Él trabajó fuertemente para conseguirla. Sus fracasos de 2018 (cuando bateó con promedio cercano a los .200 a finales de julio, con una mecánica de bateo descoordinada durante todo el verano, sin buenos resultados contra abridores zurdos rivales durante la postemporada) lo impulsaron a buscar cambios.


Pasó la temporada baja alternando con los dos coaches de bateo de los Dodgers: Robert Van Scoyoc en Los Ángeles y Brant Brown en Arizona. Ambos hicieron sus aportes para conseguir que Bellinger retomara su postura derecha y carga fluida sobre el plato que le dieron buenos resultados, ganando el premio al Novato del Año de la Liga Nacional en 2017. Lo más importante fue que ellos intentaron que éste tuviera una comprensión amplia de su mecánica de bateo por primera vez en su vida, lo cual le ayudaría a hacer correcciones a motu proprio cuando las dificultades inevitables hicieran acto de presencia.





Van Scoyoc y Brown explicaron cuidadosamente a Bellinger cada aspecto de su mecánica de bateo, le ayudaron a hacer progresos con el madero trabajando en el tee, luego haciendo ejercicios diversos, para eventualmente enfrentarse a la máquina de pitcheos a alta velocidad y si éste experimentaba algún retroceso, volvían a lo básico. Brown expresó: “Tú entrenas los patrones de movimiento. Entonces, cuando te paras sobre la caja de bateo, simplemente entras en piloto automático”.


Sombra de los octubres del pasado: Darryl Strawberry


Un bateador zurdo alto y larguirucho con un swing elevado, velocidad sorprendente y un fuerte brazo de lanzar. Sí, suena similar. Strawberry no hizo demasiado durante la postemporada de 1986, ligando para .217/.315/.417, dándole a los New York Mets una carrera de seguro crucial cuando parecía que los Boston Red Sox finalmente comenzaban a recuperar su ímpetu. Esa carrera catapultó a los Mets a alcanzar un campeonato. Los Dodgers aspiran ver a Bellinger conjurar magia similar en octubre. – Alden González


Juan Soto: Amo y señor de la zona de strike


Cómo Soto podría dominar esta postemporada


¿Ustedes han oído hablar de cómo algunos lanzadores escupen la pelota antes de lanzar? Pues bien, Juan Soto prácticamente es capaz de maniatar a los pitchers zurdos relevistas. En su primera temporada completa en las Grandes Ligas, el jardinero de 20 años se ubica en el tercer lugar en la Liga Nacional con 108 boletos. Cuenta con el tercer promedio de persecución más bajo del Viejo Circuito (20.2%) y el sexto promedio más alto de pitcheos por aparición al plato (4.23).


Frecuentemente, el toletero zurdo hace un paso de baile característico después de que se acredita una bola a su favor, en el cual éste dobla pronunciadamente sus rodillas y después agita ligeramente la tierra con sus pies. Si bien Soto eliminó recientemente la porción de su rutina en la cual miraba fijamente al pitcher (quizás evitando alterar a sus rivales), ese baile sigue formando parte integral de su juego. Al igual que la selectividad de pitcheos que lo originó.


A principios de la campaña 2016, durante su primera temporada como profesional, Soto controlaba la zona de strike de la misma forma en la cual un televisor domina a su control remoto. En sus primeros 17 partidos en categoría rookie, el nativo de República Dominicana solo negoció un boleto (contra 13 ponches). Luego de que un coach hizo una intervención en la cual le expresó al jovencito que jamás sobreviviría en el béisbol sin conocer bien la zona de strike, esa situación cambió… de inmediato. Soto sumó seis bases por bolas en sus 11 partidos siguientes (con apenas cinco ponches). El resto es historia para un pelotero que sabe bien qué hacer cuando ve un pitcheo de su agrado.


“Se requiere de esfuerzo (mucho esfuerzo) para poder lograr lo que él está haciendo”, afirma el coach de bateo Kevin Long con respecto a Soto, conocido por su trabajo duro. El dominicano concede entrevistas en inglés y se graduó del curso de idiomas Rosetta Stone de la organización con la mayor celeridad vista en la historia de los Nationals, con la excepción de un pelotero. “Se requiere un poco de tenacidad mental para luchar como él lo hace. Cuando estás trabajando en tu zona de strike, estás luchando. Esos turnos al bate que él es capaz de lograr no son cosa fácil. Eso podría desgastar a ciertos peloteros, pero él brilla en esas situaciones”.


“Solo intento concentrarme y busco un pitcheo”, dice Soto. “Si no me lanzan ese envío, simplemente espero. Así es como termino recibiendo boletos”.


Sombra de los octubres del pasado: Albert Pujols


Establecer comparaciones entre bateadores zurdos y diestros es típicamente considerado contranatural, pero ese no es el caso de Soto. La precoz disciplina al plato y poder prematuro mostrados por Soto nos traen a la mente imágenes de un joven Albert Pujols. Su forma amplia de pararse al plato y zancada casi inexistente tampoco le perjudican. En todo caso Soto, quien creció admirando a Robinson Canó, no necesariamente ve las similitudes. Pero las aceptará con gusto.


“Me alegra ver que me comparan con él”, afirma el cuarto bate de la alineación de Washington. “No obstante, pienso que no hay nadie como Pujols. Él es toda una máquina”. Entonces, ¿a quién imita Soto, ahora que ha madurado (al menos dentro de los parámetros de un chico menor de 21 años)? “No intento parecerme a nadie. Solo intento ser Juan Soto”.


Hasta ahora, le ha salido bien. – Eddie Matz


Gleyber Torres: el señor de la calma bajo presión





Cómo Torres podría dominar esta postemporada


Mantener la calma bajo presión es un rasgo usualmente reservado para los experimentados veteranos de las Grandes Ligas, especialmente en situaciones altamente comprometedoras. Aquí presentamos la excepción a dicha regla: Gleyber Torres, de 22 años.


Si bien el término “bateador clutch” es una denominación, objeto de amplio debate, que se utiliza para referirse a los bateadores que obtienen una dosis importante de hits en circunstancias de alta presión, Torres cuenta con los rasgos de un toletero de excepcional calidad, basado simplemente en la cantidad de sus hits, al igual que su sentido de la oportunidad.


Torres, quien disputa apenas su segunda temporada en las Grandes Ligas, ha demostrado su habilidad para llevar su talento a otro nivel en situaciones importantes, con una línea ofensiva de .344/.379/.641 y OPS de 1.020 con corredores en posición anotadora, que lo coloca en una categoría similar a algunos de los más grandes peloteros de todos los tiempos cuando tenían la misma edad:


Alex Rodriguez en 1996 (20): promedio de bateo de .349, OPS de .993; y en 1998 (22): promedio de bateo de .341, OPS de .910


Albert Pujols en 2002 (22): promedio de bateo de .340, OPS de 1.090


Torres considera su enfoque consistente a la hora de batear, sin importar la situación, como una parte fundamental de su éxito. Y si bien es difícil conseguir un barómetro fiable de la capacidad que tiene un pelotero de responder óptimamente en situaciones de presión, Torres cree que la presencia constante de peloteros mucho mayores que él a su alrededor es el factor principal detrás de su éxito.


“En esos momentos, nunca siento miedo”, afirma Torres. “Cuando comencé a jugar al béisbol, siempre lo hice contra peloteros mayores que yo. Siempre era el chico más joven. Creo que eso me ayudó a desarrollar mi concentración y a disfrutar de un nivel más alto de competición. Cuando surgen situaciones de ese tipo, no se trata de algo nuevo para mí. Simplemente, vivo el momento y lo disfruto, porque me encanta cuando las emociones corren por lo alto y la adrenalina bombea al ciento por ciento y por mi parte, solo intento dar un buen espectáculo”.


“Existen muchas personalidades distintas que logran el éxito en situaciones comprometedoras. En el caso de Gleyber, él cuenta con una facilidad con la cual juega este deporte. Eso es producto de su gran calidad y se siente muy confiado de su capacidad de despachar la pelota por ambos lados”, expresa Aaron Boone, manager de los Yankees, con respecto a Torres. El estratega de los Yankees confiesa haber olvidado en ocasiones lo joven que es.


“Se trata de un pelotero inteligente; es un bateador inteligente. Se ha comprometido a mejorar todo el tiempo y entender a los pitchers, lo que están haciendo en su contra, cuál es su plan de juego, lo que él busca en situaciones particulares. Hace un buen trabajo a la hora de disponer de esa habilidad de desacelerar todo y adaptarse a las situaciones de juego”.


Sombra de los octubres del pasado: Derek Jeter


Entre las leyendas del béisbol, pocos peloteros han recibido mayores elogios por su éxito en situaciones de alta presión que el “Capitán Clutch” Derek Jeter, cuyas proezas fueron presenciadas por Boone como testigo privilegiado.


“En el caso de Derek, lo que realmente me llamó la atención fue el nivel de concentración e intensidad que mantenía en situaciones complicadas; cuando era realmente importante”, indicó Boone. “Contaba con esta energía que yo sentía se aceleraba. Pero no era de una forma ansiosa. Más bien, parecía decir: ‘Lo tengo bajo control. Batea la pelota hacia mí. Iré a atrapar esa pelota. Quiero dominar esto. Asumo el control de todo esto’. Siendo su compañero, capaz de verle en momentos así, mi aprecio creció inmensamente al estar cerca de él, pudiendo constatar la clase de competidor de élite que fue”.


“Cuando se es bueno en algo, todo depende de la práctica y repetición, además de tener confianza en los fundamentos con los que se cuenta. Creo que eso puede ayudar mucho para darle a un pelotero las mejores posibilidades de alcanzar el éxito. Torres está mostrando destellos de eso”, prosiguió Boone. “Definitivamente se trata de un hombre a quien yo quisiera tener frente a un batazo o que me gustaría tener presente en ciertos puestos de la alineación. Obviamente, eso no significa que logrará hacer el trabajo en todo momento, pero me encantan los intangibles con los que cuenta Gleyber”.


Al igual que Jeter, Torres disfruta encontrarse en esas situaciones de alta presión, desempeñándose a un nivel similar al mostrado por su pelotero favorito mientras crecía: David Wright.


“Yo era gran aficionado de David Wright cuando era niño. Era capitán de los Mets y siempre admiré cómo éste lograba sobresalir. También admiro mucho a Jimmy Rollins y a Víctor Martínez. Ellos eran la clase de peloteros que admiraba, porque siempre parecían conseguir grandes resultados en los momentos clave. Cuando jugaba en Ligas Menores, me encantaba estar en situaciones así: convertirme en el hombre de la hora. No es cuestión de ego, no se trata de alcanzar la gloria personal. Es cuestión de ayudar al equipo”. – Marly Rivera




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